Buenas, soy Emilio Calatayud. En lugar de hablar de menores, hoy hablaré de los mayores. A ver, lo repito por enésima vez, los abuelos ya han cumplido con su misión de educar a sus hijos y su vida debería consistir en maleducar a los nietos y disfrutar de la vida. Pero las nuevas generaciones no les dejan. Incluso los explotan. A veces, no hay más remedio porque los hijos no tiene medios económicos, pero otras es puro morro. Como este caso que me comentó un amigo el otro día. «Mi mujer y yo, nos compramos un apartamentito en la playa para disfrutar de la jubilación, pero hasta ahora sólo hemos ido a limpiarlo y a llenar la nevera para que disfruten de él nuestros hijos y nuestros nietos. Si lo sé, me gasto el dinero en cruceros».
A esto no hay derecho. Y lo dice un juez que algo (no mucho) sabe de derecho, ja, ja, ja.