La chica fue detenida por un delito contra el patrimonio y el orden socioeconómico. En la siempre apabullante ‘jerga’ de la justicia penal, esa era la denominación oficial de la infracción que había cometido la sospechosa, una adolescente de poco más de quince años. Movida por el ánimo de «enriquecerse injustamente», había intentado apropiarse de una camiseta valorada en ¡tres euros! -intentado, es decir, que no logró su objetivo- La ‘víctima’ fue una macrotienda de ropa ‘ultra barata’ de reciente implantación en Granada y que causa furor entre los jóvenes. Los precios de la mercancía que ofrecen esos establecimientos, habituales en los grandes centros comerciales, son tan reducidos que, en principio, deberían disuadir a los cacos: ¿Quién va a jugársela por una prenda que cuesta tres euros? Pues se la juegan. Y normalmente son chavales sin problemas económicos, niños y niñas pertenecientes a familias de clase media que tienen sus necesidades bien cubiertas. Es casi una epidemia, los casos se amontonan en la Fiscalía de Menores.
¿Por qué lo hacen entonces? Nadie tiene una respuesta concluyente, pero don Emilio se decanta por el móvil ‘emocional’. «Les pone el riesgo, la sensación de hacer algo que no está permitido. Lo que está claro es que, en general, no les mueve una cuestión económica», explica el juez.