Hola, soy Carlos Morán. Ahora que no nos ve, voy a desvelar un secreto de don Emilio. A lo largo de su ya dilatada carrera como juez de Menores ha tenido fracasos, sobre todo, al principio, cuando no había medios materiales ni humanos, sólo buenos propósitos. Lo normal era que los chavales, derrumbados por las drogas más duras, pasasen del reformatorio a la cárcel. Pues bien, don Emilio no ha perdido el contacto con algunos de ellos, con los que han vivido para contarlo. A estas alturas, llevan más años en prisión que fuera de ella.
Pues bien, de vez en cuando, alguien se llega hasta el juzgado de don Emilio para contarle que alguno de aquellos hijos de la heroína convertidos en presos perpetuos necesita ayuda económica, que no tiene a nadie. Entonces, el juez mete unos billetes en un sobre y escribe a mano una nota con el siguiente mensaje: ‘Pórtate bien’, que seguramente era lo mismo que les decía cuando solo eran niños y tuvieron sus primeros tropiezos con la justicia. Don Emilio lleva haciendo esto más de veinte años.
No se lo contéis a nadie.