Buenas, soy Emilio Calatayud. Que quede claro antes de nada que no tengo nada en contra de los vegetales ni las frutas, ni nada a favor de las hamburguesas ni la bollería industrial. Pero también tiene que quedar claro que los padres tenemos el deber y el derecho de velar por la salud de nuestros hijos. Lo digo porque, de un tiempo a esta parte, hay madres preocupadas porque sus hijas -lo hacen sobre todo las niñas, pero también hay niños- llegan a casa y dicen que se han hecho veganas así por las buenas. Es decir que dejan de comer cualquier cosa que tenga un origen animal. Pues esa es una decisión que puede tener riesgos físicos y psicológicos. ¿Qué hay que hacer en estos casos? Pues intentar razonar con ellas y ellos, pero si no atienden a nada, hay que poner las cartas sobre la mesa: Cuando tengas 18 años y puedas pagarte un dietista haces lo que te dé la gana, mientras tanto, comerás lo que se te ponga. Y si no lo quiere para comer, pues se le pone para cenar, etc.
Esto de ponerse una dieta estricta sin enconmendarse a nadie y solo porque fulanita lo hace y fulanita mola mucho, pues no. Y tampoco porque lo diga un ‘youtuber’.