Buenas, soy Emilio Calatayud. Aunque parezca una contradicción, si protegemos demasiado a nuestros menores, los dejamos indefensos. Si les hacemos todo y les evitamos las cosas desagradables de la vida, aprenderán a moverse solo en el placer. Y, como repito siempre que me dejan, les va a tocar, ya les está tocando, de hecho, vivir en un mundo duro y muchas veces hostil. Criamos a nuestros hijos para que vivieran en una sociedad mucho mejor que la que nos tocó a nosotros y resulta que va a ser peor. Tenemos que hablarles claro y que lo entiendan. Se van a llevar más palos que los que nos llevamos nosotros y ni ellos ni nosotros contábamos con eso. Así que hay que adaptarse. Antes, tener una carrera -un grado, como se dice ahora- era garantía de tener un buen trabajo. Ya no.
Nuestros hijos se creen que todas las soluciones y todas las respuestas están en sus móviles. Y cuando se quedan sin batería, no saben qué hacer.