Buenas, soy Emilio Calatayud. Como sé que los niños y los papás están sometidos estos días a mucha presión por los exámenes, el fin de curso y la Selectividad, vamos a relativizar un poco, que siempre es bueno para calmar los nervios y las ‘inrritaciones’ -como decimos en ‘Graná’-. La vida da muchas vueltas y uno puede hartarse a sacar ceros de chaval y no por eso el futuro tiene que ser malo. Conozco más de un caso y más cien. El mío, sin ir más lejos. ¡Anda que no me pusieron a mí ceros en la escuela! ¡Menudo era! Y al final me hice juez. Y luego magistrado, por lo que tengo el título de ilustrísimo, ¿¡quién se lo iba a decir a mis maestros!? Y a mí mismo, ja, ja, ja.
No diré ¡viva el cero!, porque tampoco es eso. Pero que quede claro que en el currículum de muchos ilustrísimos, excelentísimos y hasta premios Nobel hubo ceros.