Buenas, soy Emilio Calatayud. Lo normal en estos tiempos de Mundial y calor es que los bares ofrezcan ofertas para atraer al público a sus terrazas. Se trata de que la gente beba y coma cuanto más mejor, lo cual es legítimo. Pues bien, el otro día me llegó el siguiente mensaje por ‘el Internet’ -no sé si es cierto o no, pero es ingenioso-: «Me importa un huevo el Mundial, tengo una librería y vendo los libros con descuento durante los partidos».
Podrían hacer lo mismo los museos y los monumentos. Igual nos llevábamos una sorpresa.