Buenas, soy Emilio Calatayud. Más de una familia nos ha trasladado su alarma por el hecho de que sus hijos menores de edad han hecho ‘balconing’, esa práctica que consiste en saltar desde un balcón hasta la piscina con el evidente peligro de que el ‘artista’ se descalabre. Los padres se enteran de la ‘afición’ de los hijos porque cuelgan los saltos en las redes, lo cual demuestra que, además de unos inconscientes, son unos majaderos de mucho cuidado.
¿Qué hacer en un caso así?
- Contactar con un hospital especializado en traumatología o con una asociación de víctimas de accidentes de tráfico para que los ‘saltadores’ dediquen unos cuantos días a conocer a los afectados por este tipo de siniestros. Que vean en vivo y en directo cómo es la vida de alguien que se ha partido la columna o la cabeza. Yo suelo condenar a los chavales que cometen infracciones de tráfico a visitar a estos pacientes y funciona, vaya si funciona. Además de volverse más prudentes, los chavales se hacen mejores personas. Algunos incluso siguen colaborando como voluntarios después de cumplir la medida.
- También es muy importante decirles alto y claro a los ‘saltadores’ que quien hace ‘balconing’ es tonto, pero no ‘pa un rato’, ‘pa toda la vida’, como dice mi paisano José Mota.
- Los católicos o de otras confesiones, rezar para que vuestros hijos no hagan esa gilipollez, con perdón, y el resto, invocar a las energías positivas.