Buenas, soy Emilio Calatayud. Una chica muy simpática y jovial sale con su hijo del colegio. Era el último día de clase. Fuera esperaba un matrimonio maduro. Son los abuelos. Abrazan con cariño a la joven y al pequeño. Se felicitan por el final del curso. El chaval ha aprobado todo. Y entonces la mamá suelta la frase: «Fin de curso, se os acabaron las vacaciones, abuelos». La chica ríe. Es una broma…, pero los abuelos ponen cara de susto. Normal.
Vamos a ver, lo que digo siempre, los abuelos no son los padres. Los abuelos ya ejercieron de padres y ahora tienen que ejercer de abuelos. No abusemos de ellos. Ni lo contrario: que vean a sus nietos, pero con mesura. En el término medio está la virtud. Sabemos que con los sueldos que se pagan hoy en día a veces no queda más remedio que recurrir a los abuelos para que echen una mano con los nietos. Y eso está bien. Pero sin acostumbrarse. Los abuelos se han ganado unas vacaciones continuas con su esfuerzo.