Buenas, soy Emilio Calatayud. Supongo que como muchos de vosotros, estamos muy pendientes de lo que ocurre en esa cueva de Tailandia en la que están atrapados un grupo de niños y su monitor. De momento, los servicios de rescate ya han conseguido sacar a cuatro chiquillos, una gran noticia después de tantos días de incertidumbre. Llama la atención la entereza con la que están afrontando los críos su terrible aventura. Tenemos mucho que aprender de los niños. Y de los rescatadores, que nunca se han rendido. Lo último que se pierde es la esperanza. Por fortuna, la vida se está abriendo paso en la cueva: ¡ánimo Chavales! Los católicos rezamos para que todos estén fuera cuanto antes.
Por cierto, muy bien por todos los deportistas, clubes de fútbol, etc, que se están solidarizando con estos muchachos. Muchas veces les criticamos por sus escandalosos sueldos o los malos ejemplos que dan a los menores que les admiran, pero cuando hacen algo bien, también hay que contarlo.