Buenas, soy Emilio Calatayud. Ya estamos con otro clásico periodístico de estas fechas: el síndrome posvacacional. Se acaba agosto, llega septiembre y con él, el síndrome posvacacional. Pues ni síndrome posvacacional ni ‘na’: a trabajar y a estudiar con alegría (sin exagerar). El verdadero síndrome es el paro.
¡Venga, que hay que levantar España! Y sed moderadamente felices. Y los menores, a portarse bien que yo vuelvo al trabajo el lunes y vengo con las pilas a tope.