Buenas, soy Emilio Calatayud. El otro día me comentó una niña de catorce años, hija de un buen amigo, que los padres de sus siete mejores amigas están separados o divorciados. Nada que objetar a las separaciones y los divorcios. Allá cada cual. Lo que sí es importante es tener presente que estos procesos son a menudo dolorosos y tienen efectos colaterales. En menores, llevamos tiempo, años diría yo, detectando problemas de chavales normalizados que cometen delitos para llamar la atención por problemas familiares, como las separaciones de padres. Roban o agreden para que sus padres les hagan caso y dejen de pelearse, para que les quieran. Muy triste.