Buenas soy Emilio Calatayud. Me voy a meter con los periodistas. Casi todos los medios de comunicación, por no decir todos, han titulado que el presidente del Tribunal Supremo ha pedido perdón por la polémica suscitada tras las sentencias -porque creo que fueron tres- de la Sala de lo Contencioso Administrativo del propio Supremo que decían que eran los bancos y no los mortales como usted y como yo los que debían pagar el impuesto de actos jurídicos documentados. Lo que ha hecho el presidente es pedir disculpas, que no es lo mismo que pedir perdón. Si alguien pide perdón, yo, como católico, me voy al Catecismo y veo que para ser perdonado hay que reconocer que se ha obrado mal, arrepentirse, demostrar propósito de enmienda para que no se vuelva a repetir y, los más importante, cumplir la penitencia. Cuando yo era chico, la penitencia podía consistir en dar diez vuelvas alrededor de patio del colegio o rezar cinco ‘padrenuestros’. En otros casos, como la crisis de las hipotecas que nos ocupa, la penitencia podría ser que alguien dimitiera… Pero como solo se han pedido disculpas…
El que parece que sí ha pedido perdón es el exvicepresidente del Gobierno antes de ingresar en prisión… para cumplir la penitencia. Seguramente también tendrá que dar unas cuantas vueltas al patio… de la cárcel.