Buenas, soy Emilio Calatayud. Hoy, 2 de noviembre, es el Día de los Difuntos y, tras pensar y acordarme de los míos, he reflexionado sobre la contradicción que, en mi opinión, supone que vistamos a nuestros hijos de Halloween para que se rían de la muerte, o jueguen a los muertos, pero luego nos da miedo llevarlos al cementerio, o al entierro de un familiar, no vaya a ser que se traumaticen. ¿En qué quedamos?
Luego nos quejamos de que nos salen niños ‘lights’ que solo piensan en divertirse.