Buenas, soy Emilio Calatayud. Que a un maestro le pegue un alumno, o los padres de un alumno, no son gajes del oficio, no es un «riesgo inherente» a la profesión de docente. ¿O es que van a incluir una asignatura de defensa personal en la carrera de Magisterio? Si es así, yo no me he enterado. Y espero que no hayamos llegado a ese punto.
Lo digo porque recientemente la Junta de Andalucía, parece que con el propósito de ahorrarse una indemnización, alegó que la agresión sufrida por un profesor era un «riesgo inherente» al oficio de enseñar. ¡Qué barbaridad! El derecho de defensa no lo admite todo. Seamos serios, por favor. Con ese tipo de argumentaciones nos cargamos la autoridad de los maestros y el respeto que merecen. Enseñar es educar y no un cambo de batalla.