Buenas, soy Emilio Calatayud. Defiendo y defenderé que los padres no podemos ser amigos de nuestros hijos, porque, entre otras cosas, se quedarían huérfanos: tendrían colegas y no padres. Si tus hijos te ven como un amiguete, perderás tu autoridad y ellos te perderán el respeto. Y la familia, que no es ni puede ser una democracia, se convertiría en una asamblea estilo Pancho Villa. Los padres son los padres.
Pero todo esto no quiere decir que seamos enemigos de nuestros hijos. Tenemos que quererles y debemos decírselo para que lo sepan. Y eso no se hace con un enemigo.
Si tratamos a los hijos como amigos o como enemigos el resultado será el mismo: problemas. Así que sentido común y término medio.