Buenas, soy Emilio Calatayud. El verano es una buena época para hablar de los derechos y los deberes de los menores, porque los menores tienen derechos, pero también deberes, y esto último se olvida con cierta facilidad. Y en verano me temo que todavía más, porque todo es más relajado. Es más o menos así: ‘Hijo, tienes derecho a divertirte, claro que sí, porque estamos de vacaciones, pero también tienes que echar una mano en las tareas domésticas’.
Que un niño no tenga derechos -y por desgracia, es algo que vemos a diario- es un crimen que todos estamos obligados a combatir, pero que un niño solo tenga derechos y no deberes es peligroso. Es probable que acabe haciendo lo que le dé la gana. Y eso suele traducirse en que la vida familiar se convierte en un infierno. La balanza tiene que estar equilibrada.