Buenas, soy Emilio Calatayud. En el anterior comentario, hablamos de unos abuelos que se quejaban de que su nieto no quería ir a verlos porque no tenían ordenador. Bueno, pues el reverso de esa historia sería el de las hijas mellizas de 17 años de Susana. «Basta con decirles que van a pasar el día con mis suegros para que cancelen sus planes. Me encanta verlas disfrutar con sus abuelos. Les ayudan a manejar el móvil y disfrutan los cuatro. Son sus abuelos y se merecen cariño, respeto y la misma paciencia que tuvieron ellos cuando ellas eran bebés (mellizas y las primeras)».
Y el pesimismo de ayer se ha convertido hoy en optimismo.