Buenas, soy Emilio Calatayud. Cada día estoy más convencido de la necesidad de que los padres digan ‘no’ a los hijos. Por supuesto no tiene que ser un ‘no’, valga la redundancia, caprichoso o arbitrario. El ‘no’ tiene que estar justificado: «No te compro esas zapatillas porque son muy caras». «Si has perdido el móvil, ahorra para comprarte otro. Yo no te voy a comprar otro». «No sales hasta las dos de la mañana porque solo tienes quince años». «No vas a la excursión porque has sacado tres suspensos»…. Es que si no les decimos ‘no’, valga otra vez la redundancia, cuando hay que decírselo no son seres humanos completos. Lo digo en serio.
Padres y madres, decírselo con mucho amor a vuestros hijos, pero decírselo: No. Más pronto que tarde os darán las gracias.