Buenas, soy Emilio Calatayud. El otro día me reuní con un chaval al que había tenido encerrado durante dos años, que es una pena importante. También estaban sus padres. Para quitarle hierro al asunto yo le dije: «Eso no es ‘na'». Pero él, sus padres y yo sabíamos que era bastante más que ‘na’. «Bueno, ¿y cómo te ha ido?», le pregunté. Y él, que era un tipo duro, admitió que el resultado había sido bueno: «No me gusta reconocerlo, pero estar encerrado dos años me ha sentado bien». Había estudiado y tenía trabajo.
Eso sí, antes de mandarlo a la calle, le ordené que se cortara una cresta de color chillón que coronaba su cabeza. ¡Qué daño están haciendo las estrellas del fútbol a los niños!
Me encanta mi trabajo.