Buenas, soy Emilio Calatayud. Seguramente ya lo habré contado, pero es que uno solo tiene una vida y no puede estirarla más de lo que la estira. El caso es que con doce o trece años, y retomando el tema de la motivación, me desmotivé mucho y solo aprobé Religión, Gimnasia y Recreo, lo que me costó pasarme un verano encerrado en Campillos, provincia de Málaga. Al año siguiente, y aunque aprobé alguna más, seguía desmotivado y mi padre me llevó a currar a un garaje de un amigo suyo. Entre otras cosas, tuve que empujar una rueda de tractor en pleno verano manchego y, oiga, tras hacerlo, me volvió la motivación y me duró hasta hoy. No os digo más.