Buenas, soy Emilio Calatayud. Hoy estoy de buen humor y emocionado. Se lo debo a una mamá que nos ha escrito para contarnos una historia tan sencilla como maravillosa. Esta mujer tiene un hijo sordo de nacimiento. Le pusieron un implante coclear cuando tenía solo once meses y luego las pasó moradas en el colegio por la incomprensión. Ahora tiene catorce años. Ayer, el niño le dio las buenas noches a su madre de la siguiente forma: «Mamá, te quiero muchísimo, quiero que lo sepas por si cae un meteorito y yo estoy en el instituto y tú en casa. Gracias por todo lo que has hecho y haces por mí, eres la mejor».
No digo más para no estropearlo.