Buenas, soy Emilio Calatayud. Tanto Carlos Morán como yo hemos estado en el restaurante Bodegón Azoque de Zaragoza en más de una ocasión. Era famoso por lo bien que se comía y ahora también por una foto que transmite mejor que mil palabras la desolación que está sufriendo el sector de la hostelería debido a la pandemia del coronavirus. Los restaurantes forman parte de nuestra vida: en ellos empiezan amores, amistades, nacen familias, etc No creo que exagero si digo que cuando se cierra un restaurante es como si se quemase una biblioteca.
Yo, Dios mediante, espero volver al Azoque en cuanto se pueda. Y también a los Azoque que hay en Graná, porque, por desgracia, los hay por todas partes. Nos necesitan y nosotros les necesitamos a ellos.
En las redes, han dejado una carta que empieza así: «Desde pequeños nos inculcan que el esfuerzo siempre tiene su recompensa, pero en momentos como este te hacen pensar que no es así….»