
Buenas, soy Emilio Calatayud. Volvemos a las andadas: nuestra querida Granada va camino de convertirse de nuevo en la capital del botellón y las fiestas en la calle, y con la agravante muy cualificada de que estamos en plena pandemia. Supongo que habréis visto las imágenes de los desmadres y ‘despadres’ que han ocurrido esta pasada madrugada en el centro de nuestra ciudad. ¡Ojo, y no eran solo jóvenes! Había de todo. Esas juergas son un ¡Viva la muerte!, un insulto para las víctimas mortales del coronavirus, 355 en Granada, y sus familias.
Los principales responsables son los que participan en estos disparates, pero no los únicos: también están los que los toleran y los que se benefician de ellos.
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