Hola, soy Carlos Morán. Iba a ser un juicio más. Un presunto delito de daños. Nada extraordinario. En el banquillo se sentaban un grupo de niños y niñas. Pero enseguida quedó claro que los chavales habían roto el confinamiento domiciliario derivado del estado de alarma que empezó el mes de marzo. Era un hecho colateral que no se juzgaba en la vista, pero don Emilio no perdió la oportunidad de regañar a los menores. «Violasteis la ley para ir a jugar. ¿No os habíais enterado de lo que estaba pasando en España y el mundo? ¿No veis las noticias o qué? Fuisteis unos inconscientes. Os mandaría a la UCI para que vierais a los enfermos del coronavirus. ¿Sabéis lo que es la UCI? Esto no es ningún juego, todos los días mueren personas».
Y don Emilio se quedó tan a gusto. Los chavales, no tanto.