Buenas, soy Emilio Calatayud. Seguramente porque es el Día de Todos los Santos me ha venido a la cabeza el momento más duro de mi vida: fue cuando tuve que decirle a mi hija que su madre había muerto. Azucena, mi mujer, estaba muy enferma pero no esperábamos que falleciera a corto plazo. Pero pasó y mi hija estaba fuera de Granada. Mi primera preocupación fue que nadie le dijera nada hasta que yo no estuviera con ella. Así fue. Y me fui a buscarla y se lo dije. Eso también es la vida.