Buenas, soy Emilio Calatayud. Los contagiadores, jóvenes y no tan jóvenes, siguen haciendo fiestas y botellones con más o menos disimulo. Sitios cerrados, sin mascarillas, abrazos… Caldo de cultivo ideal para el virus. No sé si sería bueno dejar de dar noticias de estas reuniones en las que se celebra al enfermedad y la muerte, que manda huevos. Es una reflexión que hago. No lo tengo claro. Pero es que me da que los que participan en estas fiestas buscan exhibirse. De hecho, suelen grabarlas para subirlas a las redes sociales. Quizá exista un efecto contagio y nunca mejor dicho.