Poner límites a los hijos no es una opción, es una obligación. Ya sé que fastidia, que no es sencillo: hay que dialogar, discutir y ejercer la autoridad…, hay que currárselo. Los hijos lo pasan mal, pero también los padres. A mi también me costaba castigar a mis hijos, pero es que si no ponemos nosotros los límites a nuestros hijos al final se los pondrán la vida o la ley. Nosotros podemos hacerlo con amor y la vida o la ley suelen ser más duras.