Hola, soy Carlos Morán. El Ejército acaba de nombrar a don Emilio su embajador. En un acto celebrado en Granada, en la sede del Mando de Adiestramiento y Doctrina, han compartido la designación con otros ciudadanos de distintos puntos de Andalucía.
Como suele ser habitual en él, el juez ofreció un discurso en el que no se colgó medallas, y nunca mejor dicho en este caso. Admitió que cuando hizo la mili como sargento de Transmisiones, fue un soldado «normalito» y dejó caer que en alguna ocasión a punto estuvo de acabar en un calabozo.
Además, aprovechó el momento para reivindicar de nuevo la vuelta del servicio militar obligatorio de cuatro mes para ellos y para ellas…
Aquí van algunos fragmentos de su discurso:
«Voy a contarles alguna cosilla de mi mili. Total, estamos entre amigos. La hice en Hoyo de Manzanares con los galones de sargento de transmisiones. No quiero engañar a nadie: no fui un soldado ejemplar. Solo normalito. De hecho, no sé cómo no acabé encerrado en un castillo militar, pero por ese lado no abundaré mucho no vaya a ser que aún no hayan prescrito mis andanzas y me arresten. Con el paso del tiempo, como suele ocurrir siempre, aprendí a valorar aquella experiencia en su justa medida y solo puedo decir que estoy orgulloso de los Ejércitos de España, de su compromiso con la sociedad y de su incansable voluntad de servicio a los ciudadanos.
Por eso ser vuestro embajador es fácil. Cualquier persona medianamente objetiva estará de acuerdo en que las misiones que llevan a cabo nuestros militares, tanto dentro como fuera de España, nos hacen mejores a todos. Ya digo, vosotros sois vuestros mejores embajadores.
Por cierto, y volviendo al tema de la mili del que no iba a hablar, he propuesto en más de un ocasión el regreso de un servicio militar de cuatro o cinco meses para ellos y para ellas.
Al principio, cuando lo planteé me llamaron retrógrado, pero luego se empezó a escuchar que los gobiernos de Suecia, Francia y Alemania estaban sopesando la idea, y las críticas desaparecieron».