Buenas, soy Emilio Calatayud. Hace unos días me abordó en el centro de Granada un señor para contarme que su hija había sido ‘cliente’ de mi juzgado hace ya unos años. No me acordaba ni de él ni de su niña. Es imposible. He tratado con miles de niños y sus familia y mi memoria no da para tanto. Pero fue tan bonito lo que me dijo esta persona que ya nunca me olvidaré de ellos: «Don Emilio, condenó a mi hija a estar unos días en Cruz Roja y, a partir de ese momento, comenzó a cambiar y ha acabado siendo médico».
Cuando te pasan estas cosas te das cuenta de que lo que hacemos todos los que trabajamos en la justicia de Menores no es que sirva de algo, es que sirve de mucho. Y no hay premio ni honor que valga más.
Y, por supuesto, muchas gracias a todos los que os habéis interesado por mi salud. Sois muy amables y cariñosos.