Buenas, soy Emilio Calatayud. Seguramente exagero y estoy equivocado, pero últimamente parece que, para algunos, la defensa del botellón es lo único por lo que merece la pena pelear. Incluso se enfrentan a las fuerzas de seguridad para exigir poder emborracharse en la calle. Al paso que vamos, habrá huelgas para defender el botellón. Incluso puede que se convierta en un derecho. ¡Qué pena!