Buenas, soy Emilio Calatayud. Siempre digo que me gusta aburrirme, descansar y luego no hacer nada. Los de mi generación aprendimos a aburrirnos de niños y no se nos ha olvidado: esas siestas que nunca dormíamos y nos las pasábamos mirando a las musarañas. Saber aburrirse es un muy beneficioso para la salud mental y física. Por eso pienso que los niños deberían tener el derecho y la obligación de aburrirse, entre otras cosas, porque no se puede estar todo el rato haciendo cosas para entretenerlos.
El profesor de educación Infantil y escritor Miguel López, conocido como El Hematocrítico en la red social twitter, lo dijo el otro día en una entrevista en ‘El País’ y no puedo estar más de acuerdo.