Buenas, soy Emilio Calatayud. Como manda la tradición, reivindico al Tenorio en esta fecha tan especial. Y rescato un verso en el que don Diego, el padre de don Juan, se dispone a comprobar que su hijo es un tarambana, un ‘choricillo’ que siguió siéndolo ya de adulto. «¡Que un hombre de mi linaje descienda a tan ruin mansión! Pero no hay humillación a que un padre no se baje por su hijo. Quiero ver por mis ojos la verdad, y el monstruo de liviandad a quien pude dar el ser».