Buenas, soy Emilio Calatayud. El otro día estaba juzgando a una persona que interrumpió varias veces el juicio. Por enésima vez me preguntó si podía hablar y le respondí: «¡No!» y se quedó flipada.
Me pareció que nunca había escuchado esa palabra. Seguro que eso ayudó para que acabase en el banquillo.