Buenas, soy Emilio Calatayud. Mis ‘choricillos’ me dan muchas lecciones. De ellos he aprendido que la mayoría tienen más ética que muchos adultos que, cuando se ven ante la justicia, tratan de escaquearse y nunca reconocen nada.
El otro día, uno de esos chavales, que tiene un récord mundial de robos con fuerza, pero ya está muy bien y trabaja de camarero, me dijo lo siguiente: «Del sueldo no que queda ni para pipas, pero tengo que pagar los daños y los pago».