Buenas, soy Emilio Calatayud. No todo son malas noticias. Algo bueno está pasando. Ya conté aquí en el blog que he conocido varios casos de chicos que han vendido su teléfono móvil para comprarse una bicicleta. Pues bien, aprovechando el espectacular sábado de primavera que nos ha regalado Granada, me he dado una vuelta por un gran parque de la ciudad y he visto a decenas de adolescentes jugando con balones, haciendo gimnasia, bailando, leyendo tumbados en el césped, pelando la pava… y sin móviles.
Las restricciones y los encierros debidos a la pandemia parece que están ayudando a regresar a una vida menos conectada y menos tecnológica. Por un momento me pareció que había vuelto a mi infancia y juventud, cuando nos pasábamos las horas en la calle jugando a policías y ladrones.