Buenas, soy Emilio Calatayud. Cuando fui Rey Mago en Granada, también visitamos una residencia de abuelos. Les llamamos transistores, o sea radios, un aparato que los chavales de hoy en día no sabrán qué es y que supongo que está en vías de extinción.
Cuando nos acercábamos para darles el regalo, se les ponía cara de niños. En su mirada había la misma ilusión que en la de los pequeños. Exactamente la misma. Pura magia.