Buenas, soy Emilio Calatayud. Es evidente que la justicia no pasa por su mejor momento en España. Pero pese a la mala imagen que tiene, hay esperanza. En estos días, dos niñas de quince años, una de Granada y otra de Cantabria, me han dicho que quieren ser juezas. «Señoría, tengo 15 años y, desde los nueve, sueño con ser jueza», me ha escrito la joven cántabra. Dice que es un sueño para ella. Para alguien como yo, que se hizo juez por casualidad, es muy bonito.
También dice que soy su referente, lo cual, sencillamente, me ha emocionado. Un regalo de Navidad.