Buenas, soy Emilio Calatayud. Mi padre, que también era hombre de leyes, nos castigó una vez a uno de mis hermanos y a mí a estar un semana entera a pan y agua. Habíamos hecho una trastada gorda y nos impuso esa sanción, que parece sacada de una novela de piratas o algo así.
Si lo hubiese hecho hoy, lo más seguro es que mi padre habría sido condenado a una pena de cárcel. Pero yo recuerdo aquel episodio con cariño. Y con hambre, ja, ja, ja.