Buenas, soy Emilio Calatayud. La medida más dura que podemos adoptar los jueces de Menores es encerrar a un niño o un adolescente en un centro correccional, que, contrariamente a lo que piensan algunos muchachos, no es como irse de colonias: las celdas tienen los mismos cerrojos que los de las cárceles.
Total, que encerramos a los que cometen delitos muy graves. La mayoría, aunque hay quien no lo crea, mejoran y acaban llevando una vida totalmente normal, lo cual es un éxito social. De hecho, hay niños que van tan bien tras mandarlos a un centro de internamiento que les pido en broma que me insulten para meterles unos meses más y completar la reinserción. Llámame ‘joputa’, les digo, y te pongo un año más para que acabes el Bachiller.