Buenas, soy Emilio Calatayud. Cuando llega la noche y se apagan las luces en un centro de internamiento para menores infractores, se escuchan llantos. Chavales, hasta los que van de muy duros lloran en sus celdas. Cuando los escuchas, se te quita toda la tontería. Es muy educativo. Sería bueno que se oyeran en las escuelas y los institutos.