Buenas, soy Emilio Calatayud. El castigo más duro que se puede imponer hoy en día a un niño o un adolescente cuando se porta mal es quitarle el móvil. Salvo a los que no tienen móvil, claro. Y no es fácil confiscarle el celular a los chavales. Hay algunos que sufren ataques de histeria o incluso se autolesionan. Y luego está el problema de que un niño sin móvil, cada vez menos, por fortuna, es un bicho raro. Quitar el móvil a un hijo si se porta mal es ir a contracorriente, pero es ir a favor del niño.
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