Buenas, soy Emilio Calatayud. ¡Ah, los límites! Si tantos padres no se hubiesen olvidado de poner límites a sus hijos ahora no habría tantos personajes haciendo por ahí lo que les da la gana: saltándose las leyes, riéndose de los que las acatan, etc. Bastaría con que le hubiesen dicho a sus hijos ‘eso no se hace’, eso no se coge’, ‘esfuérzate’, ‘sé buena persona’, etc. Un niño con límites es un niño rico aunque sus padres no tengan un duro y un niño sin límites es pobre aunque sea millonario.
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