Buenas, soy Emilio Calatayud. Mientras me escondo de la calima, me acuerdo de los ‘tontódromos’, esas calles y plazas de nuestros pueblos y ciudadanos donde los adolescentes pre modernos íbamos a dar vueltas ‘pa’ mirar y ser mirados e intentar ligar. Que si fulanita no te quita ojo, que si fulanito no deja de mirarte cada vez que nos cruzamos… Qué queréis que os diga: echo de menos los ‘tontódromos’. Incluso hacías deporte, no como ahora, todo el día sentados mirando las pantallitas.
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