Buenas, soy Emilio Calatayud. Supongo que en otras profesiones también ocurrirá. Pero yo puedo hablar por la mía, la de juez de Menores. De cuando en cuando, me encuentro por ‘Graná’, y otros puntos de España, con alguno de mis antiguos choricillos. ¡Son tantos! El otro día me volvió a ocurrir. Se me acercó un joven de unos treinta años para darme las gracias porque le había condenado cuando era niño. Me contó que era artesano y que le iba bien. Y me dio un beso. Él se marchó feliz y yo más.
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