Buenas, soy Emilio Calatayud. He cogido carrerilla con las comuniones y no paro, ja, ja, ja. Un convite de comunión como Dios manda sería así: chocolate con churros o helados (dependiendo del tiempo, porque con esto del cambio climático es difícil hacer planes) para los amigos de la criatura y a correr por un parque o a jugar al pilla-pilla…, para quemar las calorías de la merienda. Así eran nuestros convites y no echábamos nada de menos.
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