Buenas, soy Emilio Calatayud. Han echado en el telediario un reportaje sobre las noches a la fresca, una sana costumbre que, como tantas otras, se está perdiendo. Recuerdo las noches a la fresca de los veranos de mi infancia en Ruidera. Adultos y niños, grandes y pequeños, nos juntábamos para hablar y escuchar. Repito, hablar y escuchar. Ni más ni menos. Sin aparatos, ni baterías, ni enchufes, ni ‘na’ de eso.
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