Para abrazar a un niño que ha matado hay que tener mucho coraje y mucho corazón
Buenas, soy Emilio Calatayud. En más de una ocasión he visto a chavales que habían cometido los delitos más graves, un homicidio, por ejemplo, abrazarse llorando a la educadora del centro en el que estaban internados. Para esos niños, en la mayoría de los casos, esa educadora era la única familia que habían tenido. Era…
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