La banca pierde
Un hombre pasa por delante de una oficina bancaria cerrada. :: MANUEL BÉJAR.

La banca no gana para sustos. Cuando los nubarrones de la crisis empezaban a despejarse con la previsible subida de tipos a medio plazo, llega el mazazo de las cláusulas suelo. Una decisión judicial justa para el consumidor, pero que pone en jaque a las pocas entidades que han conseguido sobrevivir a los numerosos ajustes de Bruselas, la política monetaria de interés cero del BCE, y al reto de la reconversión digital que está cambiando el modelo de negocio.

Con la rentabilidad del sector en mínimos, esta sentencia va a complicar aún más la viabilidad de las entidades financieras pequeñas y medianas, muchas de ellas rescatadas, que tendrán que afrontar un desembolso de hasta 4.200 millones de euros a los clientes que se les aplicó la cláusula suelo antes del año 2013. Conviene recordar que el Tribunal Supremo argumentó en su momento no aplicar el carácter retroactivo por el “riesgo sistémico” del sector. Las circunstancias no han variado mucho desde entonces por lo que esta decisión judicial precipitará sin más demora alguna, el proceso de fusiones y adquisiciones que esperaban mejores condiciones económicas para presentar unas cuentas más saneadas.

Son ya muchos años de ajustes en la banca española desde que se produjera la quiebra de Lehman Brothers en 2007. Desde entonces y tras los excesos cometidos, todo el sistema financiero ha tratado de poner orden en sus cuentas con las inestimables ayudas públicas, que han socializado las pérdidas de unos balances enladrillados y si liquidez alguna. A pesar de esa inyección de millones de euros, no todas las entidades han podido continuar y se han visto abocadas a ser absorbidas o liquidadas. Para colmo, las que han conseguido capear el temporal se han encontrado con el reto de rentabilizar un modelo de negocio en plena modernización digital y con los márgenes más bajo de la historia por una política monetaria expansiva sin precedentes.

Esta sentencia pone justicia social a los ciudadanos que han salvado al sistema con su bolsillo

Quienes conozcan algún trabajador de la banca conocerá perfectamente la angustia que se vive desde dentro por los continuos cierres de oficinas, recortes de personal y reducción de salarios que no parecen tener fin, como comentaba hace poco presidente de la AEB, José María Roldán. Los trabajadores de la banca ha pagado su parte de la crisis, pero quienes lo han hecho con creces han sido todos esos ciudadanos que han sido desahuciados tras perder su empleo; los que han tenido que ajustarse en tiempos de recortes por unas clausulas suelos que no les permitían beneficiarse de uno intereses bajos; los autónomos que han visto cerrado el grifo del crédito para acometer nuevos proyectos o subsistir. Y así tantos ciudadanos que de una forma directa o indirecta, han padecido las consecuencias de una crisis que ha dejado una sociedad precarizada y descontenta.

Por ello, y pese a que no me alegre de las desgracias de la banca porque todos pagamos sus consecuencias, esta sentencia viene a poner justicia social a todos aquellos ciudadanos que han permitido salvar al sistema. Ya empezaba a ser la hora de que la banca también se mojara con sus clientes y salvadores.

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