Uno más o menos se va conociendo, más bien menos que más. Por ejemplo, yo nunca tendré de esas chancletas que metes el dedo gordo por el medio de una cintita. ¿Por qué? porque para mí son incómodas. Seguro que tampoco tendré rodilleras. ¿Por qué? porque nadie las lleva (normal ¿no?); pero también sé que nunca tendré de esos pantalones vaqueros elásticos que se te pegan a las piernas y te las dejan como si fueran fideos. ¿Por qué? porque «señor juez aún no he cometido ningún delito».
Y según vayamos subiendo por mi corpamen seguro que nunca utilizaré lentillas porque soy incapaz de meterme un dedo en el ojo, sin embargo tú puedes tenerlas y a pares porque yo para meter el dedo en el ojo de otro tengo una facilidad que no veas.
Y siguiendo hacia arriba, curiosamente sé que nunca tendré una ideología; pero no sé porqué no la tengo y, mira por donde, me encantaría. Y es que me ilusionaría porque si tienes una ideología piensas menos, ya naces con esas teorías que te metieron en la cabeza desde que vieron tu ecografía y casi seguro que vayas a ser feliz.
Y yo no tengo culpa. Uno nace alto o bajo, gordo o flaco, rubio o moreno, listo o bastante tonto … pues yo nací sin ideología, y qué le voy a hacer… como además no se compra… Yo sería feliz saliendo por la mañana de casa y al primero que viera comerle el coco y dale que te dale hasta convencerlo o que se vaya (pensando tú que lo has captado) aunque la realidad sea que se ha ido porque eres un plasta, pero como no te enteras… Y llegas a casa exultante pensando que has hecho algo importante por la causa.
Además, si tienes ideología tienes donde cobijarte porque si hace frío, calor, llueve, nieve o te aburres dices: «¿Y a dónde voy?». Pues a la sede, y allí no solamente no pasas frío ni un calor agobiante, sino que incluso puedes seguir con tus teorías ideológicas creyendo que haces algo; porque eso es lo importante, pero en todo, en la vida misma, no hacer nada y creer que haces algo. Es genial, te lo digo por experiencia.
Yo, la verdad, iba decir que la ideología es como la fe, la tienes o no; y es así porque yo tengo fe, pero mucha, en un día, tener ideología. Oye, la vida que rara es ¿verdad?